¡Hola corazones!
Hoy, sábado, os tengo preparada una entrada algo más cultural, para animar uno de los dos días de descanso de la semana. Aparte de por mera (y típica en mí) curiosidad, también por causas personales, he decidido buscar alguna información acerca de la mielina, gracias a una conversación que tuve con una gran persona a la que desde aquí saludo. Así que será el tema de la salud y de la medicina el que se aborde en la medida de lo posible desde este blog.
Las células nerviosas tienen fibras largas, delgadas y flexibles para la transmisión de impulsos, que no son más que señales eléctricas transmitidas a lo largo del nervio. La longitud de las fibras nerviosas las hace capaces de transmitir impulsos entre las diferentes partes del cuerpo, como por ejemplo entre la médula espinal y los músculos de las piernas. Los nervios transportan, pues, mensajes entre las diferentes partes del cuerpo. La mielina es la capa aislante que se forma alrededor de los nervios, y está compuesta de proteína y sustancias grasas. El propósito de la vaina de mielina es permitir la transmisión rápida y eficiente de impulsos a lo largo de las neuronas.
La mielina es el esfingofosfolípido más conocido en los seres vivos. Se encuentra en el sistema nervioso, en concreto formando vainas alrededor de los axones de las neuronas en seres vertebrados y permite una gran velocidad en la transmisión de los impulsos nerviosos entre distintas partes del cuerpo. Está formado por un alcohol llamado esfingol, una cadena de ácido graso, fosfato, y colina. La mielina es de color blanco, por lo que decimos que los axones mielinizados de las neuronas forman la llamada materia blanca. Por otro lado, los cuerpos neuronales que no están mielinizados, constituyen la materia gris. Así, la corteza cerebral es gris, como el interior de la médula espinal; mientras que el interior del cerebro es blanco, como el exterior de la médula espinal.
En los nervios craneales y raquídeos las vainas de mielina son en realidad un tipo de células, llamadas células de Schwann, caracterizadas por poseer una gran relación de membrana celular comparada con su poco volumen celular. Precisamente es en la membrana donde se encuentra la mielina, y como las células de Schwann se enrollan sucesivamente en zonas concretas de los axones, forman las llamadas vainas. A lo largo de la fibra nerviosa, la cubierta mielínica se ve interrumpida en los llamados nódulos de Ranvier, que son las zonas no mielinizadas de la neurona. La mielina es una aislante del impulso nervioso, por lo que éste se transmite a saltos de nódulo en nódulo, lo que permite que la transmisión del mensaje sea más rápida (de hasta 100 metros por segundo). Cuanto más mielinizada esté la célula neuronal, más rápido se transmitirá. En el encéfalo y la médula espinal, las células de Schwann son sustituidas por oligodendrocitos, células de la glía (tejido nervioso no neuronal) con muchas prolongaciones o dendritas, que se enrollan alrededor de axones de varias neuronas.
La pérdida de la mielina por enfermedades ocasiona graves trastornos del sistema nervioso, pues los impulsos eléctricos no se conducen con suficiente velocidad o se detienen en mitad de los axones.
Si la vaina mielínica que rodea la fibra nerviosa está dañada o destruida, los impulsos nerviosos se ralentizan progresivamente, o bien ni siquiera se transmiten. En este caso, el impulso se tiene que transmitir a lo largo de toda la longitud de la fibra nerviosa, lo que lleva mucho más tiempo que si sólo tuviera que saltar de un nódulo a otro. Una pérdida de mielina también puede provocar “cortocircuitos” o bloqueos en la transmisión de los impulsos nerviosos. Se conoce como lesión o placa desmielinizante a una región del SNC donde la mielina está claramente destruida. La ralentización o el bloqueo completo de los impulsos nerviosos por una lesión, provoca una variedad de síntomas, que son expresiones de una disfunción del sistema nervioso. Entre los síntomas se incluyen alteraciones sensoriales (como visión borrosa), dificultades en la coordinación, problemas al andar y dificultades en las funciones corporales (por ejemplo, falta de control de la vejiga).
Suelen ser autoinmunes, y en este caso el sistema inmunológico (encargado de nuestras defensas) ataca a la mielina al considerarla como una sustancia desconocida, ajena al organismo. Si la mielina se daña, los impulsos se interrumpen, lo cual puede causar enfermedades como la esclerosis múltiple. Esto puede llegar al punto tan crítico de tener el síndrome de Guillain-Barré, que puede provocar hasta una parálisis completa e incluso poner en serio riesgo la vida de la persona.
Os dejo una animación en este enlace acerca de la mielina para que veáis cómo actúa:
http://www.myelin.org/
P.D.: Una vez más, gracias a la Wikipedia esto no podría haber sido redactado. ¿Conocíais esta sustancia? ¿Os ha sido interesante y amena la lectura? ¿Os ha resultado al menos curiosa? Creo que al final he acertado al buscar información sobre esto, tema que me interesa y me afecta directamente. Aprovecho esta situación para recordaros que "la mejor medicina es el optimismo". Hagan sus diversas opiniones abajo si quieren.
Hasta pronto corazones.
1 comentario:
Interesante entrada. Cualquier dudilla así médica... ya sabes... pregúntame que te intentaré ayudar...
Como te dije... tuve el síndrome de Guillain-Barré y es muy duro ver como en muy poco tiempo, 2 ó 3 días te quedas en una silla de ruedas, te vas quedando sin fuerzas para nada. Pero como has dicho "la mejor medicina es el optimismo" creo que tienes toda la razón si en algún momento de los 3 meses que estuve hospitalizado hubiese tirado la toalla aún estaría allí sentado, pero eso no lo hice nunca, siempre fui optimista, no perdí la sonrisa de la cara y luché...
La clave está en la mielina, tal y como un axon de desmieliniza, causa principal del SGB, pasado un tiempo se vuelven a remielinizar por las células de Schawnn y puedes recuperar la movilidad siempre ayudado por un tratamiento de rehabilitación.
Un abrazo enorme ;)
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