No me preguntéis cómo lo he encontrado, pero el caso que este texto de Jorge Bucay me enamoró cuando lo descubrí hace ya un tiempo y es por eso que lo publico aquí, porque lo sigue haciendo aunque lo relea una y otra vez.
Os dejo con el magnífico texto que tanto ha gustado para que vosotros disfrutéis también de una obra maestra tan valiosa con lo son estas líneas:
Voy andando por un sendero. Dejo que mis pies me lleven. Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad.
A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa. Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo. Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.
La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso. Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad. Me recuerda a mí mismo... cuando era niño. Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: "¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?". El niño se encoge de hombros y me contesta: "¿Por qué me lo preguntas a mí? Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos los trajiste tú".
Jorge Bucay
P.D.: La pista de hoy es simple, algo general aún y además tiene relación con el texto sobre el camino de hoy, pues por aquí pasa la ruta del camino de Santiago. ¿Os ha gustado este precioso texto? ¿Conocíais al autor del mismo? ¿Qué sensaciones habéis experimentado al leerlo?
Hasta pronto corazones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario