martes, 29 de diciembre de 2020

Resumen de mi año 2020

¡Hola!

Mis fieles (y ocasionales) lectores sabrán que siempre vuelvo a casa por Navidad y también a este blog para hacer mi típico resumen del año. Va a ser un balance un tanto extraño y poco interesante por la situación sanitaria tan excepcional vivida a lo largo de este 2020, todo lo contrario de lo movidito que fue el 2019, la verdad.

Y es que si tuviera que elegir una palabra para definir este "annus horribilis", como muchos ya lo decretaron desde verano, sería precisamente insípido. Sin sabor, sin interés, muy mediocre... El hecho de haber pasado varias semanas de las 52 de las que dispone el año encerrados no ha ayudado, pero es que la situación y el ambiente tan raro que se ha instalado desde que se volvió a salir a las calles no fue sustancialmente suficiente para mejorar ni que fuera un poquito un añito que ya estaba condenado al olvido casi desde el principio. Vamos ya con ese repaso, mes a mes, del 2020, ¡así nos lo quitamos de encima ya!


ENERO: El 2020 lo cogí con muchas ganas, después de cambiar de ciudad y de trabajo el año anterior, y con varios proyectos en mente. Pude pasar las Navidades en casa y la vuelta al curro fue muy tranquila, con apenas obras que realizar al principio del mes, como es costumbre hasta que todo se instala y comienza a rodar de nuevo.
FEBRERO: Este mes tuve la visita de una antigua amiga, malagueña ella, que conocí cuando estaba viviendo mi primer año en Nantes. Pudimos hacer de guía turísticos, junto con otra amiga (canaria esta vez), por la capital francesa y descubrir nuevos rincones que a veces se olvidan en las rutas típicas.
MARZO: El mes de contrastes porque el fin de semana previo a decretarse el confinamiento yo estaba en un seminario con mi empresa. Pasamos ese fin de semana en la nieve, en Chamonix, en un hotel a pie de pistas super lujoso pagado por la empresa. Bueno, en realidad a mitad porque el sábado por la noche Macron ya dijo que se cerraba todo súbitamente a partir de esa medianoche del 14 de marzo para pasar, a partir del lunes 16, a un confinamiento total y absoluto en nuestras casas. Las dos primeras semanas sí pudimos hacer teletrabajo, pero llegado un momento si las obras no avanzan pues acabas tú también bloqueado.
ABRIL: Este mes fue muy gracioso porque, a pesar del aburrimiento que provocaba el hecho de estar encerrados en casa y sin una fecha fija para salir de esta situación, yo encontré un piso para mí solito no muy lejos de mi piso compartido y por lo tanto tuve que hacer una mudanza a solas (cosa a la que ya estoy acostumbrado, desde que estoy en Francia). Fue una oportunidad que conseguí justo antes del confinamiento (me dieron la respuesta positiva a finales de marzo) y que no podía dejar escapar, por muy difícil y complicado que era mudarme en plena pandemia a un piso vacío. Porque sí, también tuve que organizar como pude la llegada de muebles nuevos, instalar internet y todas esas cosas en pleno estado de alarma... Nada fácil, pero una experiencia única, desde luego.

Contrato de alquiler y llaves de mi nuevo piso en París

MAYO: El ya tan típico mes de Eurovisión... sin Eurovisión... se hizo super raro este año. Ya el mes anterior anunciaron que se cancelaba su celebración por la situación excepcional que estábamos viviendo, por primera vez en la historia del certamen. Una auténtica pena esperar un año más, pero afortunadamente comencé a trabajar presencialmente de nuevo y los días se hacían menos largos. Eso sí, un nuevo complemento había llegado para quedarse: la mascarilla.
JUNIO: Las cosas volvían a su cauce poco a poco en todos los sentidos, ya estábamos completamente desconfinados todos y aquello parecía como si hubiera sido un mal sueño del que no nos acordábamos apenas. No mucha gente seguía llevando mascarilla, con la excusa del calor y de los bajos casos diarios, pero el virus todavía estaba ahí.
JULIO: Un mes tradicionalmente ocupado por las vacaciones de unos y otros (no fue mi caso, porque era casi nuevo en la empresa) que me obligaron lógicamente a suplir las obras de mis compañeros mientras éstos disfrutaban del sol y la playa. Se pasó bastante rápido, claro, ¡no paraba de un lado para otro!

Selfi con mascarilla, quién nos lo iba a decir...

AGOSTO: En el trabajo todo iba bien aunque es verdad que no había el mismo impulso ni la cierta inercia que daba serenidad y visibilidad de cara a las obras de las semanas y meses a venir. Sin embargo, nos prometieron guardar al máximo los empleos actuales. Harto de mi ordenador, que ya tenía casi 9 años el pobre, decidí comprarme uno nuevo, pero de segunda mano, recondicionado. Primero porque era más barato y luego porque así podía contribuir a no generar más desechos, en mi humilde parte.
SEPTIEMBRE: Fue a primeros de mes, pocos días después de mi cumpleaños, cuando fui convocado para ver a mi superior regional, quien me anunció mi despido. Poca actividad de cara a finales de año, muchas obras que se posponían a 2021, la mala gestión de mi actividad... Un cúmulo de cosas que facilitaron decir adiós a la empresa donde siempre quise trabajar desde mi llegada a Francia en 2015. Una pena porque estaba muy a gusto con lo que hacía, con los compañeros y obreros, con mis superiores... Pero no me arrepiento de nada de lo que he aprendido y siempre estaré muy agradecido, a pesar de las circunstancias y las formas elegidas para echarme.
OCTUBRE: Llevaba ya unas cuantas semanas en casa, atado oficialmente aún a la empresa, pero ya buscando nuevos horizontes en los alrededores de París, cuando se anunció un nuevo confinamiento en Francia. No iba a ser fácil encontrar trabajo en estas circunstancias pero no me quedaba otra, y además ahora sabía perfectamente lo que quería y mis criterios en la búsqueda de empleo. Además, siempre me quedaban "Los Sims 4" para pasar el rato y olvidarme un poco del tema, juego que redescubrí este mes y al que me he enganchado desde entonces (como ya pasó en Bachillerato).
NOVIEMBRE: Fue a primeros del mes cuando ya, después de varias entrevistas infructuosas y (sobre todo) sin interés alguno por mi parte, tuve en mi mano dos ofertas laborales serias que correspondían mucho con respecto a mi personalidad y mis criterios. Tuve que meterle de hecho algo de prisa a la segunda empresa para que se decidieran y concretaran rápido porque la primera ya lo daba por hecho y tuve que llamarles para declinar su propuesta (con lo poco que me gusta decir "no" a mí, y más tratándose de trabajo). A final de mes también decidí aprovechar el "Black Friday" y cambiar de móvil, que el que tenía me pedía a gritos la jubilación, el pobre.

Estreno móvil, tres años después de fiel y leal servicio del anterior

DICIEMBRE: El primer día del mes comencé por tanto mi nuevo trabajo, de nuevo como ingeniero de obra pero con una mayor diversidad en las proyectos posibles a realizar. Y es que si en mi anterior empresa estaba dedicado al asfaltado de calles y a las canalizaciones y conexiones eléctricas, aquí se toca un poco todos los aspectos de la ingeniería civil, ¡y yo encantado, vaya! Con miedo porque soy novato, pero muy emocionado y con muchas ganas de aprender cosas nuevas para ser aún más polivalente. Además mis compañeros y jefes parecen muy majos, y hasta me permitieron vovler a casa por Navidad a pesar de no tener derecho a vacaciones en sí, toda una grata sorpresa para mí y para mi familia, un año después sin haberlos visto.


P.D.: Espero que os haya gustado este resumen de este año tan malo del que he querido quedarme con lo bueno, porque siempre se puede sacar algo positivo de entre tanta desesperación. ¿Qué os ha parecido este 2020 en general? ¿Con qué palabra lo definiríais? ¿Cuál ha sido vuestro recuerdo más feliz?

¡Cuidaos!

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