lunes, 30 de diciembre de 2019

Resumen de mi año 2019

¡Hola!

Como ya es tradicional, aquí ando de nuevo volviendo a mi blog de toda la vida para hacer un resumen y balance de este año 2019 que ya se acaba. Y es que este año a lo tonto no he parado de hacer idas y venidas entre España y Francia, además de haber cambiado de domicilio y ciudad de residencia una vez así como de puesto de trabajo y de empresa dos veces. Un año movidito, vaya

Seguramente sea ésa la palabra del año para mí, movimiento, por no decir cambio. Y es que, como ya he dicho antes, no he parado ni geográficamente ni tampoco laboralmente, con tres trabajos diferentes en estos doce meses. Si os parce voy a hacer un repaso mes a mes para poder explicar con más detalle cada fase que me ha dejado este 2019.




ENERO: El año 2019 comenzaba con la típica cena de Nochevieja entre amigos, en el pueblo, como es tradición desde hace ya más de una década. Las primeras semanas del mes las pasé como las últimas del mes anterior, haciendo entrevistas telefónicas, online y también algunas presenciales que me llevaron a visitar Toulouse y Lyon para, finalmente, aceptar una oferta en la capital francesa.
Carta de dimisión tras haber negociado mi nuevo puesto en París

FEBRERO:
 Una vez anunciada la noticia a mi jefe en el último día de Enero, con mucha tristeza y pena pero con ilusión y emoción por cambiar de ciudad y de entorno laboral, tocaba continuar con la rutina en todos los aspectos. Efectivamente, tres meses hasta el día oficial para irme son largos y no podía todavía en aquel entonces proyectarme más allá de mis obligaciones cotidianas, simplemente mi mente pudo liberarse un poco después de varias semanas de búsqueda y de esquivar con evasivas las buenas palabras de mis jefes.
MARZO: Mi primer viaje a España en este 2019 tuvo como excusa la boda de mi prima hermana, que al fin había encontrado al amor de su vida (lo cual me daba esperanzas para mí), lo cual me servía para hacer esta escapada exprés de viernes a domingo. Aproveché, eso sí, para cuadrar fechas y recuperar mi título universitario, que mandé enviar a Zaragoza para no tener que pasar por Burgos solamente para ello.
Orgulloso con mi título de ingeniero de caminos, al fin físicamente en mis manos

ABRIL: Recuerdo perfectamente que desde mediados del mes anterior y durante todo este mes de Abril estuve buscando piso en París desesperadamente aunque mi fecha límite para encontrar un techo en realidad era mediados de Mayo. Pero es que me lo pintaron tan mal que decidí adelantarme un poco y, finalmente, encontré un piso compartido algo caro pero muy bien situado, con compañeros súper simpáticos y que me aceptaron enseguida, poniendo fin a mi incipiente agonía a finales de mes. Paralelamente tenía que ir vendiendo todos los muebles que había comprado porque, evidentemente, no podía trasladar todo a cuestas. Fue un mes en el que todos los fines de semana me escapaba a París para hacer visitas y, entre semana, vendía algo hasta encontrarme con lo justo el día 30, ¡y menos mal que la cama ya estaba en el piso y no tenía que venderla!
MAYO: Como muchos sabéis, éste es el mes por excelencia de Eurovisión, que me tocó vivirlo con la mudanza hasta mi nuevo piso en París y con un viaje de una semana por los Países Bajos. Efectivamente, había apostado con un amigo que encontraría piso suficientemente pronto en Mayo como para poder organizar una semana de viaje por allí, y así fue, por lo que pude vivir la victoria de Duncae Laurence desde la capital del país. Sí, lo hice a propósito, pues ya me olía yo su victoria este año (era también mi favorito), además de que el amigo con el que viajé vivía en Düsseldorf, todo muy práctico para ambos, vaya.
Desde uno de los muchos puentes de Amsterdam el día de Eurovisión 2019

JUNIO: A finales del mes anterior comencé mi nuevo trabajo, en contacto directo con la obra (como yo quería, para dejar un poco de lado la oficina y la fase de estudios) pues me asignaron desde el principio un edificio a rehabilitar. Sí, mi sector de actividad y mi formación estás más orientados a la obra pública pero quise probar suerte en el mundo de la edificación. Un mundo muy diferente, quizás demasiado, unido al hecho de que se trataba de una empresa pequeña y al extenso horario de cada jornada, pues pasaba 12 horas ahí metido, cosa que me afectó desde el principio a mi estado de ánimo y a mi sentido de culpabilidad por haber elegido mal.
JULIO: Todo el verano intenté sobrellevar como pude mi nueva responsabilidad, aprendiendo muchas cosas (pues desconocía prácticamente el 90% de lo que se hace en la edificación), y poco a poco la fatiga, la carga y el desánimo fueron ganando peso frente a la ilusión y emoción de descubrir la ciudad de París que tan bonita y tanto tenía que ofrecerme. Ni siquiera el pasar un día en el Parque Astérix me remontó la moral. Un día en concreto estallé completamente por dentro, llegué a casa, escribí la carta de dimisión y reservé unos billetes de avión para irme dos semanas a España en Agosto, y recuerdo que ese día casi volaba del peso que sentí que me quitaba de encima...
AGOSTO: Así es, a finales del mes anterior dejé la empresa (en los primeros tres meses de prueba sólo hay una obligación de estar 15 días como máximo antes de irte definitivamente) y así pude irme tranquilamente a España para pasar dos semanas con mi familia, mis amigos y a vivir las fiestas de mi pueblo que el año pasado me perdí. Ese reencuentro me sirvió a gloria pues, además, comenzaba ya a tener llamadas de teléfono que me ofrecían los primeros puestos de trabajo. ¿El problema? Que iba a ser mucho más cauteloso y exigente ahora a la hora de escoger la nueva empresa en la que aterrizar...
SEPTIEMBRE: Tras muchísimas entrevistas (porque muy pocas veces sabía decir que no, soy así de majo -o de indeciso-), al fin pude encontrarme con dos que tenían todo lo que buscaba, o al menos en teoría. Fue finalmente con mi favorita, tras un cierto tiempo de espera y de incertidumbre, que logré concretar mi inserción. Mediante un contrato de trabajo temporal, eso sí, pero con la idea de pasarme en contrato fijo y en interno una vez pasados los 4 meses reglamentarios. Acepté aun teniendo algunas dudas, sobre todo por los términos administrativos, pero a día de hoy puedo decir que al fin he encontrado lo que buscaba : una agencia de tamaño humano, con un gran ambiente de trabajo, gente súper maja y perteneciente a un gran grupo. ¡Perfecto! Además de esto, otro fin de semana exprés para otra boda y el inicio del curso escolar, que significaba descubrir un nuevo grupo de teatro con el que construir un equipo de diez.
Mi tercer viaje a España en 2019 fue para asistir a la boda de mi mejor amiga
OCTUBRE: Este mes no paré de descubrir un montón de cosas de mi nueva empresa ya que, incluso tratándose del sector de las obras públicas que ya conocía mejor, todo son detalles y especificaciones propias de su actividad principal. Y he de decir que la rotación por los diferentes equipos directamente asignados en las distintas obras me hizo aprender mucho y también conocer e integrarme perfectamente, además de comenzar a ilusionarme por mis nuevas responsabilidades. La inmersión, exigida también a los ingenieros, sobre el terreno es lo que te hace verdaderamente apreciar y conocer cada procedimiento, tiempo y herramientas necesarios, calidad exigida, etc. Era eso lo que buscaba, ser guiado y formado.
NOVIEMBRE: Cuatro viaje a España y tercera boda del año, definitivamente el destino me estaba queriendo decir algo... Uno de mis amigos de toda la vida, el más joven de nuestro grupo, se nos casaba. Por primera vez en mucho tiempo estábamos todos reunidos, puesto que la mitad estamos viviendo fuera de Zaragoza y algunos incluso fuera de España directamente y ni en Navidades conseguíamos estar el 100%. Inmediatamente después mi jefe me llamó a la oficina para darme la noticia que esperaba desde que me entrevistara en septiembre. Así es, me hizo una propuesta de salario para que pasara a formar parte de la plantilla oficialmente en febrero, tal y como estaba previsto.

Felicidad absoluta al ver que estábamos todos reunidos con la excusa de la boda

DICIEMBRE:
 Este mes ha sido bastante duro en el trabajo, y eso que el mes anterior también fue bastante rápido. Efectivamente, nuestro sector, al trabajar con organismos públicos, exige un ritmo en las últimas semanas del año bastante elevado. No me puedo quejar porque me encanta este trabajo, esta dinámica y cada vez estaba acercándome más a las responsabilidades reales de mi futuro puesto. ¡Y además mi empresa cierra las dos semanas de Navidad, con lo cual puedo mantener la tradición de pasar estas vacaciones en familia y con amigos! Mi primer espectáculo de improvisación en París, un Escape Game y varia cenas con mis compañeros de trabajo... definitivamente el año no termina nada mal para mí.


P.D.: Muchos cambios de escenario (trabajo, residencia, ciudad, amigos, etc), muchos desplazamientos, nuevos descubrimientos y cosas que aprender (y de las que aprender)... Sí, un año movidito, vaya. Si 2020 me da un poco más de respiro para asentarme en esta nueva ciudad que me encanta, para conocer más y mejor mi nuevo trabajo y para hacer nuevas amistades, se lo agradeceré. ¿Qué os ha parecido este 2019? ¿Qué es lo que más recordáis de todo lo que os ha acontecido? ¿Y qué le pedís al año que viene?

¡Cuidaos!

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